¿Es posible atribuir el presente de Berazategui a una mala racha? La actualidad no miente, y la preocupación es el termómetro que marca el llamado de atención. El Naranja está enfermo y su salud futbolística no mejora. Su cuadro inquieta, y el alta médica aún no tiene fecha determinada. Luego de la salida de Juan Carlos Zerrillo, Osvaldo Ruggero sabe que lleva puesto el ambo de doctor. Y ante este momento adverso, tiene la difícil tarea de volver a encontrar el rumbo y acomodar nuevamente al plantel en la senda de la confianza. El bajo nivel existe, y hace varias fechas que el Naranja no puede levantar cabeza. La meseta futbolística del equipo se encuentra muy por debajo de lo que pueden rendir sus jugadores, hombres de renombre y experiencia en las categorías de ascenso. Las principales falencias se encuentran en la generación de juego y la falta de agresividad en el último tramo del campo; sin citar la preocupante ausencia de gol que se desprende, de manera obvia, de éstos factores. Hace 10 fechas que sus hombres de ataque no convierten (noviembre 2012 VS. CADU, 2-0, Fener y Pastor, este último hoy en El Porvenir). Y esa sequía en el arco contrario se siente. Los números son el reflejo de esta merma futbolística: de los últimos 21 puntos en juego, Berazategui cosechó sólo 5. El saldo de esas unidades obtenidas se debe a una victoria ante Excursionistas y dos empates, ante J.J. Urquiza y El Porvenir respectivamente. Hoy Berazategui está en la octava posición, y en movimiento hacia lugares más resagados. Preocupa. Quedan 10 partidos para revertir la historia y demostrar que este equipo está para meterse en el reducido. Material hay. Lo que falta es recuperar la confianza.
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