Con una actuación muy convincente, el conjunto aurinegro le ganó 2 a 0 a Mitre de Santiago del Estero y festejó su primera victoria en el campeonato. Pío Bonacci y Facundo Miño, ambos de cabeza, marcaron los goles que desataron la alegría de los hinchas en el Fragata Sarmiento.
Y un día, Almirante Brown se levantó y pudo mostrar la versión que todos los hinchas del Mirasol estaban esperando. Fue este domingo, en el Fragata Sarmiento, donde el conjunto aurinegro le ganó 2 a 0 a Mitre de Santiago del Estero, exhibiendo un rendimiento muy mejorado, con respecto a lo que había tenido en el arranque del torneo.
Ya la semana pasada, ante Aldosivi, en Mar del Plata, el equipo de Rodrigo Alonso había entregado señales positivas. Y esas señales se transformaron en una actuación muy esperanzadora tras la victoria ante el elenco santiagueño. Porque con varios puntos altos en todas sus líneas (Natán Acosta, Facundo Miño, Leandro Quiróz, Tomás Almada, Pío Bonacci se lucieron dentro de un nivel colectivo muy bueno) Almirante superó en el juego, de inicio a fin, a un rival que llegaba al Fragata Sarmiento con la chapa de equipo invicto y sin goles en contra.
Por supuesto que esa superioridad hay que reflejarla en el marcador, algo que no siempre es sencillo de concretar. Pero Brown lo hizo. Con paciencia, con inteligencia y con dos cabezazos espectaculares.
Todos de la cabeza
El primer tanto aurinegro fue un excelente resumen del juego aceitado y prolijo que Almirante protagonizó en el primer tiempo. Se dio a los 40 minutos, después de un rápido movimiento de pelota desde la izquierda a la derecha, que terminó con un centro preciso de Natán Acosta para que Pío Bonacci, con un gran testazo, abriera el marcador y le cortara la racha invicta al hasta ese momento imbatible Luciano Jachfe.
El segundo gol llegó apenas iniciado el segundo tiempo. Y también fue en "la cancha de arriba", luego de un gran envío de Santiago Gauna, en una pelota parada, que Facundo Miño cabeceó al gol tras la floja salida del arquero visitante.
A partir de allí, el Mirasol cedió un poco el terreno y la posesión del balón, pero nunca perdió el control del juego. Y cuando Mitre generó algo de peligro, apareció Ramiro Martínez para evitar cualquier tipo de zozobra y hacer que los hinchas aurinegros no tuvieran que sufrir en el final del encuentro.
Era el triunfo que la gente estaba esperando. Y se disfrutó aun más porque se consiguió con una actuación tan convincente como esperanzadora. Porque después de un arranque fallido, Almirante pudo encender los motores. Y si mantiene la marcha que tuvo este domingo, la ilusión de volver a ser protagonista comienza a tomar forma.
