La Fragata y El Torito igualaron sin goles en un partido de poco fútbol en Casanova.
Vuelo bajo del fútbol que se desplegó en el clásico. Se jugó como tal: repleto de luchas físicas, disputas verbales y cero juego.
Tristisimo momento de los equipos del Oeste en el actual ascenso argentino.
Almirante Brown y Nueva Chicago transcurren, si uno se toma cierta licencias, por uno de los peores momentos en años en la estancia de la Primer Nacional: ambos en los puestos cercanos al descenso.
Con este condimento y la dirección arbitral a cargo de Ariel Penel, sumado a una Fragata que utilizó una camiseta retro inspirada en la temporada 1991, se inició el encuentro. Los primeros minutos serían, como si el fútbol tratara de avisar, un retrato de lo que luego fue la dinámica de gran parte del partido.
Se vivió un encuentro trabado. Almirante tenía la pelota pero no lograba aún —o todavía no se animaba, aunque tampoco encontró la forma clara para hacerlo— a lastimar seriamente a la defensa visitante. Por la derecha dió la sensación que tuvo — durante toda la noche— un segundo extra, un jugador más, una ventana a la hora de atacar, y eso se reflejó en las repetidas escaladas de Cardozo o los desbordes de Acosta. Si bien por allí parecía estar la clave del encuentro, ninguno de sus jugadores supo finalizar bien las chances que tuvieron y el peligro se escurrió en centros mal-logrados.
Chicago se defendió. En unos comienzos se esperaba un equipo peligroso en la transición rápida, pero a medida que los minutos pasaron la sensación de peligrosidad del Torito cesó rotundamente. Buscó la salida al contra-ataque pero se cruzó con un Acosta siempre cerca de la pelota, o un Gauna que, como casi siempre, dejó sus marcas a lo largo de todo el terreno.
El número 5 fue uno de los mejores jugadores de la cancha, lo que resulta en otro agravante a la hora de analizar su comportamiento. Su infantil y absurda expulsión fue un pecado que atentó en contra de su propio equipo. Un corte fuerte contra el centro-delantero de Chicago, la reacción sobredimensionada de Villalba y el revoleo de brazos del chico de por medio. El 9 cae. Roja por acá y por allá, asunto arreglado para Penel. Almirante perdió mucho más que su rival con la expulsión.
En la segunda mitad, más allá de tramos en los que El Torito se adueñó de la pelota y la trató bien —aunque fueron momentos muy puntuales— la dinámica no cambió. El juego se hizo más físico, creció el roce, pero también surgió la figura del número 10 del Mirasol, que había estado mucho más desconectado en el PT.
Un empate que le sirve mucho más al Torito que a la Fragata: Chicago acumula 14 puntos, dos por encima del Aurinegro y a 5 del primer descendido. Por otro lado, Almirante está a solo 3 puntos del CADU —el anteultimo de la tabla— y la victoria le hubiera servido para alejarse de este, por lo menos, a la distancia de más de un partido.
Por la próxima fecha, Almirante visitará a Talleres de Remedios de Escalada, el último equipo en la tabla de la zona "B" , mientras que Chicago recibirá a Temperley por la fecha 17 de la fase de grupos de La Primera Nacional.