En el cierre del campeonato, el conjunto aurinegro le ganó a Talleres de Remedios de Escalada por 2 a 1. Además, el Mono Martínez jugó su último partido en el club y se retiró ovacionado por la gente y reconocido por sus compañeros.
La pesadilla llegó a su fin. El penoso campeonato de Almirante Brown tuvo este domingo su capítulo final. Y el cierre, al menos, dejó una mueca de satisfacción a sus hinchas tras la victoria por 2 a 1 ante Talleres de Remedios de Escalada. Fue un modestísimo regalo a su sufrida gente que, además, pudo despedir con una ovación a Ramiro Martínez, héroe de tardes mucho más felices, quien defendió por última vez el arco aurinegro.
En un contexto en el que no había nada en juego y lo más importante pasaba por el lado emocional, por la despedida del Mono Martínez, Almirante Brown tenía la obligación de decorar su pobre temporada ganándole a un rival que ya estaba descendido. Y con esfuerzo, lo logró.
Fue 2 a 1, gracias a dos derechazos desde afuera del área de William Machado y de Ulises Abreliano, uno en cada tiempo. El descuento de Camilo Viganoni, a los 22 minutos del complemento, le dio al encuentro un grado de incertidumbre que no tenía. Y también sirvió para que el Mono Martínez pudiera lucirse con sus dos últimas atajadas salvadoras, ante disparos de Abel Masuero y Viganoni.
Un receso demasiado largo
El triunfo ante Talleres fue el último partido en 2025 para el Mirasol. Aun falta lo que resta de octubre, todo noviembre, todo diciembre y todo enero para que el conjunto aurinegro vuelva a competir por los puntos.
Luego de dos años muy flojos, en los que no logró clasificarse al Reducido por el segundo ascenso (y hasta tuvo que dar pelea para no descender), Almirante tendrá en 2026 la misión de volver a competir por objetivos más ambiciosos, acordes a lo que exige su gente. Para eso, tiene bastante tiempo (más de lo deseado) para planificar trabajos y para armar un plantel que vuelva a ser protagonista.