Primera C - EXCURSIONISTAS

"El comentarista"

De la mano del escritor Eduardo J Quintana, Mundo Ascenso hace un homenaje mediante este cuento a to

Uno nunca sabe qué le deparará el futuro lejano, es más, diría uno nunca sabe que pasará en media hora, pero hay cosas que parecen predestinadas. El fútbol fue desde niño parte de mi vida y a medida que fui creciendo, el análisis del juego era mi predilección. Por eso, era común que ante la pregunta típica que se le hace a los pibes, sobre qué quieres ser cuando seas grande, yo jamás dudaba en la respuesta: “comentarista de fútbol”
Pero algo me daba vuelta por la cabeza; quería saber si era más importante ser comentarista o hincha. No creo en las versiones que desligan la profesión, de los colores que cada uno ama. Todos en algún rinconcito del corazón, tienen anidado el amor a la camiseta de su equipo de fútbol y obviamente, lo mío no era la excepción.
Era hincha de Excursionistas desde el día en que nací. Por herencia, por pertenencia a un barrio, o quién sabe, por eso de que se lleva en la sangre, el verde y blanco pasó a ser parte de mi vida. Con mi abuelo, mi viejo, mis tíos y primos, como un ritual familiar, cada sábado, seguíamos a Excursionistas a todas partes. Cuando terminé la secundaria y me anoté en la carrera de periodismo deportivo, sabía que estaba dando pasos firmes y por sobre todo lo que quería para mi vida adulta. Pero como los pingos se ven en la cancha, recién sentí la verdadera sensación cuando asumí como comentarista de un programa que seguía la campaña de Deportivo Paraguayo. Fue allá en la década del 90 y el relator era Carlos D’Angelo.
Debutamos con victoria en Merlo Norte, contra el local. El resultado uno a cero. Formaba pareja con Carlitos, un excelente relator que ya tenía experiencia en la categoría. Me tranquilizó y me preguntó para qué era la radio portátil y le contesté simplemente, para saber cómo va Excursionistas. Estuve más pendiente de lo que acontecía en Bajo Belgrano, que de lo que ocurría en el partido que comentaba. Estaba comenzando a cumplir el sueño que me acompañó desde chico. Sólo chocaba con mi fanatismo. No podía ir a ver a Excursio con la misma asiduidad, pero me escapaba cuando jugaban en diferentes a horarios.
Aquel torneo transcurrió con normalidad, casi sin sobresaltos, hasta que un día se me acercaron amistosamente los muchachos de la barra y me aconsejaron, que para el partido que se jugaría en dos fechas en cancha de Liniers, donde Paraguayo hacía las veces de local, contra mi querido Excursionistas, tenga cuidado, porque estarían escuchando la radio. Fue una advertencia.
El partido siguiente fue en Zárate, contra Defensores Unidos y el presidente del club nos invitó a viajar en su auto, porque quería tener una conversación con nosotros. Fue en dicho viaje que el mandamás me advirtió algo similar a lo que había escuchado de boca de aquel hincha.
- Marcos, va a tener que hacer las cosas bien contra Excursionistas para no tener problemas.
- ¿Y por qué voy a tener problemas?
- Porque todos sabemos que usted es hincha de ese Club…
Pasó el partido en Zárate y esa noche, cuando me acosté, mil cosas pasaron por mi cabeza. La cara del hincha, las palabras del presidente, la frialdad de Carlitos D’Angelo y la desazón. En sueños se apareció mi abuelo y sus sabias palabras:
- Marquitos, escuchá al corazón, él tiene razones que tu propia razón, nunca entenderá.
Y como una canción, la frase ingresó en mi memoria para un proceso de análisis, que duró hasta el sábado siguiente. No fue la mejor semana de mi vida. Siempre quise ser comentarista de fútbol y lo había logrado. La balanza se inclinaba para un sólo lado.
Y habló el corazón. Y habló la razón. Y llegó el citado sábado.
Todos fuimos a la cancha de Liniers a ver Deportivo Paraguayo versus
Dedicado a Marcos.
Excursionistas, y yo, como siempre llevé la radio portátil. Quise escuchar a Carlitos, a quien acompañaba un nuevo relator, un tipo con sueños.
Yo lo disfruté con mi viejo, en la tribuna, con mi gente, con mi familia, con Excursionistas.
Yo lo disfruté con el corazón verde y blanco, como tantas otras veces en mi vida. Como aquellos sueños de comentarista.
Hoy cuando hablamos de fútbol con mis pacientes, les cuento la anécdota. Porque cómo médico soy así, muy profesional, muy pasional y muy hincha de Excursionistas…

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