Mientras en la semana se dispuso elevar el piso de Ganancias, lo que beneficiará a miles de trabajad
Si la mayoría de los jugadores que estuvieron ayer en el cesped del Martearena ganaran menos de 15 mil pesos, se podría justificar sus limitaciones técnicas y su escasa ambición futbolística, pero seguramente ninguno de aquellos que llegaron como refuerzos para la nueva temporada hayan venido a jugar a Salta por menos de veinte mil.
En este caso no tienen excusas, porque fueron opacos protagonistas de un clásico paupérrimo, totalmente devaluado. Tal vez el más gris de los últimos clásicos que disputaron en las anteriores temporadas santos y albos.
Se puede admitir que fueron tácticamente disciplinado, teniendo en cuenta los esquemas mezquinos y cerrados de ambos técnicos, dos ex recios defensores, que generalmente juegan a no perder, pero a ningún jugador se le escapó una día, ninguno arriesgó absolutamente nada. Ah, perdón, al promediar el segundo tiempo una ‘guapeada‘ de Leandro Zárate pero que no pudo rematar la acción.
Eso sí, hubo marcas férreas, muchas infracciones ‘tácticas‘ y demasiadas discusiones, como las que se producían en el área en cada corner, con un saldo de diez tarjetas amarillas y una roja, para el ‘colorado‘ Zuvinikar, defensor antoniano.
La gente decepcionada se retiraba del estadio preguntándose: ‘¿Y para esto subieron el precio de las entradas?‘.
Y es verdad, porque si ahora que no van a pagar Ganancias por aquellos jugadores que ganan menos de 15 mil, y si el espectáculo no está a nivel del precio de las entradas, también deberían bajar. Después que se quejen del poco público que está asistiendo a los estadios, con partidos o clásicos como el de ayer, más vale que no digan nada.