La salida de Osvaldo Young de Gimnasia y Tiro fue traumática, desprolija y conflictiva por donde se la mire, donde el juego del “teléfono descompuesto” fue el común denominador entre incumplimientos varios, negociaciones secretas, “desplantes” y pases de factura desde ambas partes (la dirigencia y el jugador).
Por un lado, según hicieron trascender allegados al jugador, el Pitbull, con vínculo vigente en el albo hasta 2014, estaba disconforme desde hace tiempo con las condiciones del contrato que mantenía en la Vicente López y reclamaba un antiguo premio no pagado. Esto lo llevó a aceptar una mejor propuesta de Guaraní Antonio Franco, sin dejar de “pasarles factura” a los dirigentes del millonario: le aseguró hace una semana a un integrante de la subcomisión de fútbol que se sumaría a la pretemporada del equipo de Víctor Riggio, mientras, paralelamente, definía su traspaso al club misionero. Y lo que es peor; fue presentado oficialmente ayer como nuevo refuerzo, se entrenó con sus nuevos compañeros y posteriormente le comunicó a los dirigentes de Gimnasia que no seguirá en el albo.
Lo que torna aún más improlijo el “novelesco” traspaso es el total desconocimiento del club Guaraní del contrato que tiene vigente Young con el albo. El presidente del franjeado, César Decamilli, se desayunó a través de El Tribuno sobre el contrato que ligaba al mediocampista con el club salteño. “No sabíamos su situación, pensábamos que el jugador se había desvinculado”, expresó.
Young tendría que abonar 45.500 pesos al club por la cláusula de rescisión, según confirmó un integrante de la subcomisión. Pero habrá que ver si la dirigencia decide actuar en consecuencia por el incumplimiento, o lograrán arribar a un acuerdo, teniendo en cuenta que aún se le adeuda un mes y medio de sueldo.
