Tuvo que pasar dos operaciones por la fractura de tibia y peroné, pero no baja los brazos. Y hasta fue al club porque extraña.
El domingo 1 de noviembre no fue un día más en la vida y en la carrera de Matías Pato. Aquella patada de Gerardo Corvalán (sin mala fe, después fue llorando a pedirle disculpas) le produjo la fractura de tibia y peroné.
Pero desde ese mismo momento el enganche del Ferro aceptó de la mejor manera lo que le pasó. Y el martes pasado, a un mes del episodio y tras soportar dos intervenciones quirúrgicas, fue al club en muletas para saludar a sus compañeros.
"Quería venir a saludar a mis compañeros ahora que estoy un poco mejor, puedo andar más con las muletas y moverme. Vengo al club también porque extraño y gracias a Dios me estoy sintiendo mejor", contó Matías, que habló especialmente con los que ya no serán sus compañeros. "Son cosas del fútbol, vamos a guardar los mejores momentos de este año y ojalá algún día nos toque volver a estar juntos. Somos jugadores y entendemos que esto es parte del fútbol, tratamos de aceptarlo y seguir para adelante", fue el mensaje para los declarados prescindibles.
Sobre su rehabilitación, contó: "Estoy haciendo doble turno para fortalecer los músculos y la fuerza que he perdido. Pisar todavía no puedo, después de la última operación, que fue hace 14 días, tengo que dejar pasar un mes o un poco más para poder pisar, pero tengo que ir llevándolo de a poco".
"Lleva tres meses y medio para que el hueso quede con total normalidad, es lo que me dijo el doctor, así que tengo que tener paciencia con la rehabilitación que es lo más importante para volver a jugar", agregó.
Al igual que la partida de sus ahora ex compañeros, para Pato lo de su lesión "también son cosas del fútbol" y "la he aceptado, sé que tengo que estar concentrado en la rehabilitación y hacerla correctamente para después volver al cien por cien para no tener molestias. Estoy mentalizado en eso, no voy a tener vacaciones y voy a extrañar patear una pelota, pero es lo que me toca vivir ahora y voy a meterle con eso".
Sus palabras suenan muy convincentes y hay una razón. Su fe en Dios. "En mi vida Dios es todo, cada día que me levanto me entrego a él, pongo en sus manos mi vida y Él decide lo que va a pasar conmigo", dijo Pato.
"En ese momento decidió, lo he aceptado. De la lesión que podía tener ha sido la más leve, él ha querido esto así que ahora me pone esta piedra en el camino que la tengo que tratar de saltar y seguir adelante, seguir confiando en Él porque a pesar de que pasan cosas buenas y malas en la vida, siento que nunca me abandona", completó.
Por último, hizo un balance del 2015: "Lograr el objetivo es lo máximo y resalta todo, más que lo personal de cada uno y más que la lesión también. He sido muy feliz la última fecha cuando terminó el partido y logramos el objetivo, feliz porque sé del esfuerzo que ha hecho el grupo desde el primer momento para lograr ese objetivo y gracias a Dios se ha dado. Fue un año positivo y el año que viene trataremos de mejorar lo que se hizo este año".