Pablo Palacios Alvarenga, el Obelisco del gol. Los hinchas del Lobo se ilusionan con el ascenso gracias a los goles del espigado delantero paraguayo.
Pablo Palacios Alvarenga no solo sueña e imagina sus goles cuando apoya la cabeza en la almohada, también los hace realidad. En una categoría tan dura y compleja como el torneo Federal A, los números del Obelisco del gol son muy buenos: en 60 partidos con la camiseta blanquinegra (hace dos años llegó al club), el delantero paraguayo convirtió 36 tantos. Y en lo que va del presente campeonato, Palote ya pegó 11 gritos.
Gracias a sus goles, Alvarenga se convirtió en uno de los ídolos de la hinchada blanquinegra (con el Mago Sergio Oga son los más queridos del actual plantel) y alimenta los sueños de ascenso de Gimnasia a la B Nacional.
"Siempre que hago un gol veo cómo festejan los hinchas en las tribunas, en la platea larga del estadio y en la popular. Son las cosas más lindas que tiene el fútbol: poder convertir y festejar esa alegría con todos los hinchas", describió Alvarenga.
Respecto a su gol de penal, en el último gran triunfo sobre Alvarado, el delantero contó: "En la charla previa al partido, el técnico nos dijo que si había un penal, decidiéramos con Becerra quién lo ejecutaría. Yo me sentí con todas las ganas y se lo pedí a Chucho. Por suerte la pelota entró y pudimos traernos los tres puntos a casa.
"Marcelo Fuentes es un técnico muy trabajador, que elabora estrategias y jugadas tácticas. Con él he aprendido muchísimo. Antes, yo jugaba parado en el área, esperando que me llegara la pelota. Ahora corro mucho más, presiono a los rivales y ayudo a mis compañeros en la recuperación. Me acuerdo la vez que el DT me dijo: 'Conmigo vas a tener que correr, ¿eh? Nada de quedarse quietito'. Y en el fútbol de hoy, es fundamental saber moverse en la cancha.
"El dirigente Luis Vila fue uno de los que me trajo a Gimnasia, en julio de 2016. Y gracias a Gimnasia pude explotar mi juego, es el club que necesitaba para poder mostrarme. Como todo jugador, mi sueño es jugar en la máxima división y en el fútbol extranjero, pero la verdad es que mi cabeza está puesta en dejar todo por esta camiseta y pelear por el ascenso. Mi sueño es jugar en Primera con Gimnasia. ¿Por qué no? El Lobo es un club que se merece estar en lo más alto del fútbol argentino y por eso firmé contrato por dos años más", sentenció con optimismo.
"La verdad es soy un agradecido a la gente de Gimnasia y estoy feliz en Mendoza, es una provincia hermosa. Con mi señora, Patricia, siempre decimos que la ciudad tiene cosas muy parecidas a Coronel Oviedo, en donde nací, allá en Paraguay. Mis hijas Dana y Sol, y mi hijo, Benjamín, se han adaptado muy bien, van a la escuela y yo ya me siento un mendocino más: si hasta ya se me pegó el culiado, el boludo y el huevón", dijo con risas.
"El equipo está muy unido y vamos por buen camino, pero todavía falta mucho por delante. Hay que luchar cada partido como una final y con esa mentalidad salimos a ganar. Estoy convencido de que este equipo tiene todo como para lograr el ascenso", completó diciendo Palacios Alvarenga, el goleador del Lobo.
Lucho Suárez, su espejo. "Me gusta mirar mucho el fútbol español y, especialmente, al delantero Luis Suárez, del Barcelona. De mi país, Paraguay, seguía a Roque Santa Cruz y Salvador Cabañas", contó Alvarenga.
Lo que viene para el Lobo. A Gimnasia le quedan dos partidos de local: el miércoles 7 contra Estudiantes de Río Cuarto y después con Villa Mitre, en el Legrotaglie.
