Los festejos de los argentinos tras el gol de Marcos Rojo y el desahogo de muchos por la clasificación a octavos, truncó maniobras en busca de la silla preciada.
El sillón de Viamonte 1366 da mucho poder, no solo en el fútbol argentino, sino que también da poder a nivel nacional. Mas allá de que por el bien de la Asociación del Fútbol Argentino, se necesita que le vaya bien a Claudio Tapia, los egos y las luchas de poderes de muchos dirigentes, hacen que alguna debilidad del presidente de la AFA sea vista como una oportunidad para la toma de poder.
Nombres que se veían al lado de Tapia, hoy por búsqueda de poder, se ven en polos opuestos a quien también fuera mandamás de Barracas Central en nuestro querido ascenso nacional, y se la juegue por otros nombres para ocupar el lugar que Julio Humberto Grondona ocupó durante 35 años.
En Rusia las charlas durante el partido frente a Croacia no iban por el lado de como atacaba Modric o si la línea de 3 de Sampaoli funcionaba o no, si no que las charlas iban en un tono mas político y ya se empezaba a pensar en una nueva AFA, pero el no de los protagonistas hizo frenar las intenciones.
Y si hablábamos del poder que da el sillón de Viamonte 1366, no solo se habla de esa calle entre Uruguay y Talcahuano, sino que a 20 cuadras de ahí frente a la Plaza de Mayo, mas precisamente en la Casa Rosada, también se habla de estos asuntos, porque el fútbol es parte de la vida del argentino, y buscan imponer un nombre que es del gusto de la dirigencia política nacional.
Otros nombres, de dirigentes que se vinculan entre la política deportiva y la política nacional, buscan seducir a la gente de Balcarce 50 para llegar al máximo poder del fútbol nacional, y manejar lo que algunos llaman "la segunda presidencia de la nación".
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