Oriundo de Mainqué, llegó al Albinegro en el 2017 desde la Liga.
Las apariciones en momentos de urgencias son bienvenidas. Con naturalidad, Ulises Romero se calzó la 10 de Cipo por primera vez en el Federal A, en reemplazo de Gabriel Chironi, una apuesta pesada del técnico Víctor Zwenger que salió bien ante Ferro de Pico.
"Era un partido bravo, pero el técnico me dijo que juegue. Me dio confianza en un momento difícil", contó el chico de Mainqué, que a los 20 años firmó contrato profesional con el Albinegro.
Tras su salida a préstamo a Argentinos del Norte por el último Federal C, la promesa de la dirigencia era asegurarlo y la palabra se cumplió en Bariloche, previo al primer partido de la Copa Canal 10 ante Cruz del Sur. "Firmé hasta el 2021 y es un respaldo importante para mí, que siempre quise vivir del fútbol", expresó el zurdo con pasado formativo en Independiente de Avellaneda.
Pancho Sá, en una de las tantas pruebas que hacen los equipos grandes por todo el país, lo descubrió en 2015. Fue hasta Buenos Aires y Romero se terminó quedando en Avellaneda, cerca de la división que lideraba Ezequiel Barco ("un crack", confió el rionegrino).
"Me enfermé (neumonía). Volví a casa para ponerme bien en el último tramo del 2016 y cuando debía regresar, Jorge Griffa se fue, llegó Claudio Vivas a Independiente y había que volver a empezar. Pensé en largar todo", recordó.
Contacto en la utilería
Transcurría el verano del 2016 cuando el papá de Ulises tomó el teléfono y habló con Miguel Carrasco, el utilero del Capataz oriundo de Mainqué, para saber si había chances de que Cipo viera a su hijo. Miguelón tuvo la aceptación de Bruno Gorer, por entonces técnico de la primera local.
Ulises se ganó un lugar y comenzó a viajar a diario tres horas y media para entrenar. Fue una de las pruebas a superar por este flaquito talentoso que se encuentra a dieta para incrementar masa muscular.
La abuela Olga quiere la casaca
La abuela Olga es la hincha número 1 del chico de Mainqué y el domingo estuvo en La Visera para ver el primer gol del Uli con la camiseta albinegra.
El fútbol del ascenso no da para algunos lujos, por eso el regalo de la primera casaca para enmarcarla deberá esperar y guardar un lugar de honor en el living.
"Cuando la tenga se la doy a ella. Le encanta el fútbol, me acompaña a todos lados, es mi mejor hincha", dijo entre sonrisas el pibe, que ni se atrevió al mangazo en la utilería.
Con pilcha nueva para el plantel superior, no se pueden romper los juegos recién estrenados, pero a lo mejor el cariño de Olga por su nieto conmueve puertas adentro del vestuario local y se suelta alguna prenda para el recuerdo eterno.
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