Primera Nacional - PATRONATO

Sin arranque furioso

Suele pasar, cada vez que arranca un certamen, que los equipos no empiezan de la mejor manera, que no están aceitados en sus mecanismos y que no pueden traducir el trabajo de la semana en los 90 minutos de juego oficiales. Es lo que le está ocurriendo a Patronato en estas dos primeras fechas de la B Nacional, aunque ya le sucedió en los anteriores arranques de temporada. Acaso el mejor inicio fue el primer año tras el ascenso desde el Argentino A con Ricardo Zielinsky, cuando los capitalinos pudieron ganar de local e igualar los dos siguientes encuentros. En los debuts siguientes hubo derrotas y bajas actuaciones. Entonces las declaraciones fueron similares a las del último martes tras el 0 a 0 ante Instituto de Córdoba por la segunda fecha. Frases como “hay que tener paciencia” o “nos quedamos físicamente” o “nos estamos conociendo y el equipo ya aparecerá”, fueron una constante. Pero, en este caso, el gran problema lo sostiene desde el primer minuto de los partidos de pretemporada. El equipo no tiene gol. Y aparte de no tener gol no puede controlar el juego con el balón dominado. Le cuesta mucho. No es un problema menor y sin dudas amén de los enojos de algunos jugadores, es una realidad. Acaso es verdad que hay que tener paciencia, esperar que la acumulación de minutos en cancha traiga mejores noticias. Es así más allá de algunas comparaciones que nunca resultan simpáticas. Es de admirar el arranque de Defensa y Justicia, con un equipo de presupuesto menor al de Patronato y que consiguió 6 puntos en dos partidos e incluso desprendiéndose de valores importantes, que al no poder pagarlos debe venderlos o prestarlos. Amén de ello, se dice también que el campeonato es largo y evidentemente Patronato tiene en nombres los recursos como para ir plasmando esas mejoras. DE LO POSITIVO. Para igualar 0 a 0 ante Instituto, Patronato se amparó en el buen trabajo de la defensa. Conteniendo al centrodelantero Juan Martín y tratando de minimizar con contención los peligrosos movimientos de Ereros, Favali y Tellechea. Estos elementos cuando se hicieron un lugarcito en el ataque llevaron peligro que Bértoli pudo sortear en positivo contando en una oportunidad con la colaboración del poste derecho. El trabajo de los doble cinco dividió aguas, por cuanto si bien recuperaron balones (especialmente Marcelo Guzmán), no pudieron sumarse en forma relativa al juego ofensivo (salvo un par de apariciones de Rodríguez Rojas y una del ex Gimnasia de Jujuy). El trabajo de Jonathan López fue interesante. El atacante buscó, recuperó, jugó, asistió. Le faltó determinación para rematar el arco, y si bien sintió el rigor de su esfuerzo físico, deja abierta la posibilidad que puede ser un interlocutor válido de tres cuartos de cancha hacia adelante. DE LO NEGATIVO. No es perder la paciencia. Perder la paciencia sería la falta de respeto, el pedido de urgentes cambios y demás. Y no pasa por allí el análisis de un partido o un proceso. Acaso no caer en la obsecuencia es un punto importante y decir las cosas tal cual suceden en cancha moleste a los futbolistas o a algunos de ellos. Y justamente lo que hoy se debe tener es paciencia para poder encaminar el proceso. Ver lo bueno y superar los aspectos negativos. En ese aspecto el caso es si Patronato podrá mejorar su producción con el esquema 4-4-2 teniendo en cuenta el bajo nivel de sus interlocutores o algunos de ellos. Al no tener un enlace el equipo regala el control de juego y al igual que ante Defensa y Justicia deja la pelota en manos del rival. Instituto se sintió cómodo el martes y no siendo un equipo glamoroso. Corrió, movió el balón, y llegó hasta el arco de Bértoli. Al no tener un referente para el juego y ante las no apariciones de los carrileros con este esquema al técnico Diego Osella le cuesta plasmar juego. Y el que más lo sufre es el centrodelantero César Carignano que aparece poco por el área al tener que bajar unos metros para buscar la pelota. Es más, asistió más de lo que apareció frente al arco. Allí está acaso el principal problema del Rojinegro. Cómo adelantar unos metros al equipo, cómo tratar de controlar un poco más la pelota y cómo hacer para que el equipo trabaje para el goleador y no el goleador para el equipo. Cada uno en su rol. El trabajo en equipo justamente debe ser eso. Revalorizar las individualidades sabiendo cada uno qué rol ocupan en la cancha. El rol de Carignano es estar en el área. Y el resto debe trabajar en consecuencia. López asoma como un buen socio. El enganche José Luis García también. Se dice que no está “para 90 minutos”. Pero de qué sirve meterlo en los últimos minutos con la mayoría de sus compañeros cansados. ¿No es preferible empezar a generar fútbol desde el primer minuto y luego, en caso de cansancio buscar variantes tácticas y de sistemas? Así las cosas Patronato tiene mucho por trabajar y dos partidos de visitante que determinarán la intención de no perder puntos. Douglas Haig, que jugaba anoche, y posteriormente Brown de Adrogué, para volver al Grella en la cuarta jornada. Alguien mencionaba en el ida y vuelta de los comentarios post 0 a 0 de martes que los críticos deben recordar en qué categoría estaba Patronato hace algunos años. Y es verdad. Pero no quita que la gente, para seguir contagiada de aquel apasionado regreso al Grella tras dos ascensos casi pegados, y el mojón que significó un triunfo ante River Plate, vea un poco más de fútbol. Un poco más. Para muestra, lo sucedido con José Luis García. El martes, en un momento, mostró su habilidad con gambeta incluida y el público empezó a alentar. Después, sin esa muestra, la gente se fue en silencio y preguntándose, “¿esto es todo?”. Jugar con responsabilidad táctica. A ello debería apuntar Patrón.