El Albo no mostró su mejor versión en Floresta y, con los nervios de jugar un partido decisivo, cometió el error que le dió la victoria por uno a cero a San Martín de San Juan
Un partido que se jugó como una verdadera final, a pesar de ser solo la mitad de la serie. En el Estadio Islas Malvinas se sintió un nerviosismo que fue más protagonista que los propios equipos en cancha, y se esparció tanto dentro como fuera de esta. El Albo, en el intento de aprovechar la localía, buscó más el gol pero lo hizo con una imprecisión inusual en él.
La presión se sentía como si estuviera aumentada allí, y esto mismo fue lo que llevó a cometer el garrafal error que finalizó con la conversión de Nazareno Funes. Puesto que, en una de las tantas salidas fallidas de All Boys, el rebote le cayó en los pies a Ferrari y este, como último hombre, perdió de vista el balón y falló en el despeje. Detrás de el estaba el optimismo de Funez, que cazó el falso rechace y convirtió el único tanto del encuentro
El Albo no pudo consigo mismo. Un equipo que se notaba apurado y necesitado de convertir. La entrega de los jugadores fue notable, pero eso no alcanzó para hacer fluir el juego colectivo que pudiera desordenar el muy buen parado táctico de San Martin de San Juan. La conexión entre Calone-Toloza-Passaglia no funcionó, y las arremetidas de los laterales Tabares y Grana no sirvieron para generar ventaja ni peligro.
La visita hizo su partido. Esperó en su campo sabiendo que el empate lo beneficiaba, y se mostró sólido en la marca y en las ayudas. Además, estiró todos los laterales, saques de arco, faltas y cualquier cosa que pudiera hacer correr el reloj, el cual juega a su favor. Esperó replegado la oportunidad de lastimar con un contraataque, aunque los que tuvo no los terminó de buena manera.
Más allá de esta chance que estaba fuera de los radares de todos, no abundaron las jugadas trabajadas, con pases con sentido y sorpresa. Más que esto, hubo exceso de pelotazos, pases largos, pelotas divididas y lucha. Mucha lucha. El balón como instrumento de juego desapareció, ya que ninguno de los dos equipos se hizo cargo de él. Todas las pelotas se jugaban como la última, por lo que el juego fuerte no se hizo esperar.
Párrafo aparte para el irrespeto que sufre la zona de capitanes, la cual desaparece cuando suena el pitazo de inicio de partido. El árbitro Pablo Giménez se merece un aplauso por la amarilla al Coronel por no respetar tal zona, pero a la vez se lo debe cuestionar porque solo unos minutos más tarde cuatro jugadores del Santo lo encerraban y le protestaban a la vez, pero ninguno vio la amarilla.
La otra mitad de esta serie se jugará el próximo domingo 17 de Noviembre a las 18:50. Esta vez en el Estadio Hilario Sánchez, dónde las almas de los hinchas del Santo colmarán de ilusión por ver a su equipo luchar por el pasaje a las semifinales del reducido. All Boys tendrá que mejorar mucho de cara a ese partido, pues deberá ganar por dos tantos de diferencia si quiere ser el equipo que juegue la próxima ronda por el ascenso.