De la mano de Omar De Felippe, y del pie de Matias Godoy, el equipo santiagueño sumó su primer título a nivel Nacional y firmó el pase a La Libertadores 2025.
Las finales se juegan así. Rústico, cortado, con miedo al contraataque. Y las finales más trabadas se definen así: con un centro al área que, vaya a ser por el viento, por una comba inusual o una trayectoria que se modifica en el camino, complica a uno de los arqueros más firmes del campeonato y se estampa en el recuerdo de todo un club. De esta forma, Central Córdoba consumó el gol que le otorgó su primer título y la alegría que se volverá eterna.
Nadie supo si Matías Godoy intentó colocarla allí en el vértice superior del segundo palo de Marchiori, o si la fatiga modificó su carrera e hizo que le pegara muy abajo a la pelota, y esta, en vez de viajar al punto penal, hizo mil y un piruetas como sí de un salto ornamental se tratase y terminó de marear al arquero velezano. Pero, cualquiera sea la respuesta, no se podría estar más alejado de la realidad si se afirmara que lo de Central Córdoba fue suerte.
El ferroviario eliminó a los mejores equipos del campeonato en su camino hasta la final: venció por 2-1 a Estudiantes de La Plata, le ganó a Huracán cuando estos vivían su mejor pasar en esta segunda mitad del año, y controló categóricamente al furioso equipo de Gustavo Quinteros cuando este se prepara para definir La Liga Profesional. La moneda de la suerte puede caer a favor en ocasiones, pero eliminar a tres planteles protagonistas del fútbol argentino no se llama suerte, se llama funcionamiento.
El mismo concepto que se vió aplicado hasta la excelencia esta noche en el Estadio de Unión de Santa Fé. Un equipo que funcionó a la perfección, con sus intérpretes en la mejor condición para desarrollar sus tareas. En el arco Luis Ingolotti, apareció para salvar a su equipo con dos atajadas fenomenales y un mano a mano. La zaga Rak-Valdez sacó todo de arriba, y sumado a las ayudas de los carrileros Barrios y Meli lograron contener las arremetidas de Vélez.
Del medio para arriba el fútbol fluyó de forma vertiginosa, con envíos largos y salidas rápidas que buscaron encontrar al Fortín mal parado. Rodrigo Atencio es quizás la mente maestra dentro del verde césped, el predicador en cancha de De Felippe. El mediocampista que está a préstamo desde Independiente es la columna vertebral de Central Córdoba, amo y señor del juego. Desequilibrio y conducción en partes iguales, lo hizo muy bien todo el año y selló su buen paso en el Ferroviario con el imborrable recuerdo de llevar su primera Copa a la institución.
El otro jugador que quedará para el recuerdo es Matias Godoy, el goleador del encuentro. Solo un gol en toda la competición le bastó para meterse en la memoria de los hinchas. Le pegó de una forma tan poco ortodoxa que mareó a la pelota, y a Marchiori, además de que la metió donde tejen las arañas.
Un Vélez deslucido. Con buenos momentos en el desarrollo pero que le faltó eficacia en la definición para ser el equipo que golpee primero el marcador. Romero y Pellegrini tuvieron sus chances pero ambos perdieron frente a Ingolotti. Y a la máquina de Quinteros le faltó su engranaje principal, pues Aquino inició en el banco de suplentes y tuvo solo 45 minutos para ser de titiritero. Con su rendimiento habitual no pudo gravitar, y en los últimos minutos se lo notó cansado y desfigurado, al igual que a todo Vélez.
La fiesta en Santiago del Estero será larga. Este equipo le llevará su primera Copa a la vitrina y será todo alegría de aquí hasta que termine el año, mientras que los de Liniers volverán con la cabeza gacha pero con la mente enfocada en el partido frente a Huracán, en solo tres días. Será la última fecha del año, y también el partido que definirá quien será el campeón de la Liga Profesional 2024.