Lo hecho en la reválida le arrojó balance positivo al ídolo albinegro.
En tres meses, Henry Homann logró revertir una imagen colectiva que olía a fin de ciclo. El técnico ya no tiene vínculo laboral con la institución, pero es consciente de que su nombre está en danza.
Hubo respuestas dentro de la cancha y resultados positivos que lo ubican en un lugar diferente, sobre todo el hecho de haber llevado al Albinegro hasta una instancia decisiva que no se daba desde hacía 7 años.
Las últimas dos veces que la institución llegó a los primeros planos del Federal A fueron con un técnico de la casa (Domingo Perilli en el 2010). En el medio hubo dos intentos importantes con orientadores foráneos: Ricardo Pancaldo y Arnaldo Sialle, los más rimbombantes, con los que no se alcanzaron los mismos resultados.
Hasta la primera campaña de este último ciclo del Ruso no fue buena, pero algo sucedió después de la derrota en Carlos Casares contra Agropecuario, que enterraron a Cipo en el fondo del nonagonal cuando ya se contaban cinco fechas.
A la vuelta de Buenos Aires, Homann puso su renuncia a disposición y la subcomisión decidió escuchar al plantel que salió a respaldarlo en una recordada conferencia de prensa.
El reducido se fue con tres victorias (Deportivo Madryn, Alvarado como visitante y Gimnasia de Mendoza) cerrando en Sunchales con la caída por 3 a 1 ante Unión.
Los mano a mano
Desde los números, el Capataz jugó ocho partidos de playoff: ganó dos, perdió dos y empató cuatro.
Un mal resultado en los primeros 90 minutos en Las Parejas contra Sportivo (0 a 2) lo llenó de urgencias para la vuelta y logró golear 3 a 0 para pasar.
Se plantó con autoridad las dos veces que viajó a Salta (Antoniana y Gimnasia y Tiro) eliminándolos a ambos por penales.
Hasta llegar al playoff con Gimnasia, que se le complicó a partir del empate de local, pero haciendo un gran partido en Cuyo que se terminó desde los doce pasos, que esta vez no se le dieron a favor.
12 partidos se jugaron tras la ratificación del ciclo.
En abril, Homann había renunciado. Tres meses después quedó a un gol de llegar a la gran final por el ascenso a la B Nacional.
Los playoffs fueron claves en el balance de la campaña. Cipo eliminó a Las Parejas y a los dos salteños por penales. Gimnasia le cortó la ilusión por la misma vía.
Los cambios tácticos y de nombres
Más allá de los resultados positivos, tras la caída con Agropecuario hubo cambios en el armado.
De visitante se impuso un 4-4-2 en el que Ezequiel Ávila fue una fija por la izquierda. Se recuperó a Eduardo Vilce, que se quedó con el lugar de Lucas Mellado al lado de Fabio Giménez y definitivamente Daniel Opazo se adueñó de la 9.
El técnico marginó a Juan Pablo Pereyra (uno de los refuerzos del verano) y Hugo Prieto le dejó claro a Lucas Farías que el rol de goleador le correspondía a un pibe de la casa.
En el debe le quedó acertar al momento de salir al mercado, mientras que en la otra columna resalta el rodaje que les dio a chicos de inferiores, como el mencionado Ávila, Gustavo del Prete, Matías Carrera y el más notorio de todos: el Mono Opazo.
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